¿QUÉ ES UN ATAQUE DE PÁNICO?
"De repente sentí una oleada de miedo sin que hubiera alguna razón. El corazón me latía apresuradamente, me dolía el pecho y se me dificultaba cada vez más respirar. Llegué a creer que me iba a morir."
Las crisis de angustia se caracterizan, según el DSM IV (Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales) por “la aparición súbita de síntomas de aprensión, miedo pavoroso o terror, acompañados habitualmente de una sensación de muerte inminente”.
Estas vivencias, junto con una serie de síntomas que luego se describirán, se producen súbitamente; alcanzan su pico máximo a los 10 minutos pudiendo durar de 20 a 30 minutos y producen una urgente necesidad de escapar.
Es la aparición aislada y temporal de miedo o malestar de carácter intenso, que se acompaña de al menos 4 de un total de los siguientes 13 síntomas:
SÍNTOMAS DEL ATAQUE DE PÁNICO
Fisiológicos
1-Palpitaciones.
2-Sudoración.
3-Temblores o sacudidas.
4-Sensación de ahogo.
5-Sensación de atragantarse.
6-Opresión o malestar torácico.
7-Náuseas o molestias abdominales.
8-Inestabilidad, mareo o desmayo.
9-Parestesias (entumecimiento u hormigueo).
10-Escalofríos o sofocaciones.
Cognitivos
11-Despersonalización.
12-Miedo a descontrolarse o a volverse loco.
13-Miedo a morir.
Casi todos los que sufren un ataque, sufrirán otros más. Cuando una persona sufre continuos ataques o una fuerte ansiedad por miedo a tener otro ataque, padece trastorno de pánico.
Este trastorno puede desencadenar otros problemas psicológicos. Por ejemplo, si una persona sufre un ataque de pánico mientras conduce, hace compras o se encuentra dentro de un ascensor; puede generar miedos irracionales llamados fobias y comenzar a tratar de evitar estas situaciones. En un tiempo, la necesidad de evitar estas situaciones y el grado de ansiedad por miedo a otro ataque, logran que la persona no quiera moverse de su casa. En este momento, la persona sufre trastorno de pánico con agorafobia.
El trastorno de pánico es una enfermedad crónica muy incapacitante y su grado de severidad es proporcional al descenso de la calidad de vida.
TRATAMIENTO
Es una enfermedad altamente tratable, un tratamiento adecuado para el trastorno de pánico puede prevenir ataques posteriores o hacer estos menos severos y frecuentes, lo que trae consigo un gran alivio al 90 o 95 por ciento de las personas que lo padecen. Las últimas investigaciones científicas concluyen que el tratamiento más eficaz es la combinación de terapia farmacológica (sólo cuando el problema es severo) y terapia cognitivo-conductual.
Si el trastorno de pánico no es tratado tiende a cronificarse, con períodos de cierta mejoría ocasional. El ataque de pánico no es peligroso para la salud física y nunca puede desencadenar la muerte, pero su gravedad radica en la invalidez psicológica que produce en la persona que lo padece.
Si se precisara tratamiento farmacológico, éste debe estar a cargo de un médico psiquiatra, preferentemente especialista en trastornos de ansiedad; y debe ser por un tiempo determinado. La dosificación de la medicación debe ir en descenso, en la medida en que el paciente mejore y esté recibiendo tratamiento psicológico. Por este motivo, la importancia de la combinación de los tratamientos.
En lo que se refiere a la farmacoterapia se administran benzodiacepinas (alprazolam y clonazepan), los inhibidores selectivos de la recaptación de la serotonina (fluvoxamina y clomipramina) y otros antidepresivos (como la imipramina y la desipramina).
En lo que se refiere a los tratamientos psicológicos deben estar a cargo de un psicólogo, preferentemente especialista en trastornos de ansiedad. La Asociación de Psiquiatría Americana, estableció en 1998, a la terapia psicológica cognitivo-conductual, como la más eficaz para tratar el pánico.
La terapia cognitivo-conductual cuenta con una base científica, proveniente de la Psicología Experimental, de las teorías de Aprendizaje y del Procesamiento de la Información. Las técnicas utilizadas en esta terapia actúan a nivel fisiológico (cuerpo), emocional (sentimientos), cognitivo (pensamientos), y comportamental (comportamientos).
La terapia tiene como objetivo enseñar a la persona a construir pensamientos, a emocionarse, a comprender y a controlar sus síntomas corporales; formando nuevas secuencias no patológicas, incompatibles con el trastorno que padece. El propósito es que estas nuevas formas sean asimiladas como un repertorio de recursos disponibles, dentro del conjunto de la personalidad.
El modelo cognitivo del trastorno de pánico establece que un individuo vivencia una crisis de pánico, porque tiene una firme tendencia a interpretar de una manera catastrófica las sensaciones corporales, producidas durante una respuesta de ansiedad normal. Por ejemplo, una persona puede comenzar a sentir palpitaciones o un mareo, que tal vez no lleguen a más, si no interpreta negativamente esos síntomas. Generalmente la persona tiende a pensar: "viene otro ataque, me voy a volver loco, voy a morir, es terrible, no podré soportar estos síntomas"; estos pensamientos desencadenan el ataque de pánico; y refuerzan el trastorno.
El círculo vicioso del pánico se rompe aprendiendo las siguientes técnicas:
- Psicoeducación: explicaciones acerca de la naturaleza de la ansiedad y del pánico.
- Técnicas de respiración y relajación. El objetivo fundamental de los métodos de relajación consiste en la producción bajo control del propio sujeto de estados de baja activación del sistema nervioso autónomo. Estos estados de baja activación se logran como una consecuencia del establecimiento de determinadas actitudes y actividades cognitivas. Su logro repercutirá en un mayor autocontrol de sus conductas emocionales, comportamentales e intelectuales.
- Técnicas de Reestructuración cognitiva (manejo de pensamientos negativos).
- Técnicas de exposición en imaginación y en vivo de situaciones estresantes.
Estas técnicas son parte del tratamiento psicológico cognitivo-conductual, en el cual primero se evalúa al paciente a través de entrevistas, test y cuestionarios; luego se le entrega un diagnóstico a partir del cual se traza el plan de tratamiento. En el mismo se establece una jerarquía de temas a tratar, con un tiempo estimado de duración. Luego del tratamiento, se evalúa nuevamente con los mismos test y cuestionarios para dar el alta al paciente.
En el caso de que el paciente reciba medicación, se realizan informes al psiquiatra para darle a conocer los progresos psicológicos que permitan la disminución de la medicación hasta su suspensión final.
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